ALLENDE, BOLIVIA Y EL MAR: CÓMO GESTAR UN MITO DE INFUSIÓN PATRIOTA DESDE LA NADA

 

La insistidísima fotografía que muestra el momento de la visita a Chile de Néstor Taboada Terán, estrechándole la mano a Salvador Allende Gossens en el día en que asumía la Presidencia de la República de Chile, en 1970.
Tal como dijimos alguna vez en 2015 a propósito del mismo asunto, referimos partir sin rodeos ni adornos en estos temas: todo indica que la leyenda de que el presidente Salvador Allende Gossens manifestó alguna vez su deseo de entregar formal y diplomáticamente un puerto a Bolivia, sin condiciones ni compensaciones, es un invento o -cuanto menos- una exageración absurda del controvertido escritor y cronista paceño Néstor Taboada Terán y sus amigos o cómplices. Como se sabe, este aseguraba haber escuchado en persona tal afirmación de boca del ex mandatario en una reunión de noviembre de 1970, cuando se encontraba en Chile. Esto habría sucedido, específicamente, en una entrevista que acordó el día del cambio de mando y a la que antes se había referido varias veces, pero sin tocar el asunto de demanda marítima en su contenido.
Como también se conoce ya sobre el caso de marras, la supuesta declaración del ex presidente chileno aparece descrita con un soporte literario propio al tema: en "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!" del propio Taboada Terán, publicado por primera vez en 2004 bajo imprentas de Plural Editores de La Paz... Pleno siglo XXI y sobre algo sucedido supuestamente hacía casi 35 años. El gobierno de Bolivia nos lo ha querido recordar a los chilenos, además, pagando un carísimo inserto con deficiente composición photoshop pero mucho entusiasmo en un diario de circulación nacional: "El Mercurio", domingo 22 de febrero de 2015.
Por interesante y hasta epifánico que pueda haber resultado a muchos aquel texto, el caso concreto es que, mientras los agitadores y publicistas altiplánicos (y sus simpatizantes en Chile, que no son pocos) no muestren una grabación certificada, memorias, minutas, actas o notas originales debidamente acreditadas como tales, como pauta base de aquella entrevista que ha fue explotada hasta lo inverosímil en estos últimos años, costará mucho confiar en el juramento de autenticidad de un anciano octogenario. Más aún, Taboada fue un personaje sacado casi a la fuerza del retiro para servir de cuño a las últimas arremetidas internacionales de La Paz buscando satisfacción a sus pretensiones marítimas, previas a los dos fracasos diplomáticos en los que terminaron sus incursiones contra Chile en la Corte Internacional de La Haya. Mientras aquello no ocurra, entonces, damos por hecho el que la supuesta declaración y sus majaderas repeticiones no pueden ser tomadas más que un intento anodino iniciado por el gobierno del presidente Evo Morales para reclutar y expandir solidaridades a su reclamo marítimo e investirlo con las prendas de una causa de la izquierda política en general, eligiendo la figura de Allende como carnada del mal llamado latinoamericanismo.
Entrando en los hechos concretos y ciertos, no es un misterio que Allende tenía intenciones de reponer la relación con Perú y Bolivia desde antes conquistar la presidencia y hasta parece haber tenido "emisarios" que discutieron el asunto, incluido el tema marítimo. Contextualizando, pues, se recordará que el centenario de la Guerra del Pacífico (1879-1979) se aproximaba por los calendarios de esos años y las diferencias entre los ex aliados de entonces se profundizaban cada vez más con Chile, escenario desalentador para los americanismos y las solidaridades del pensamiento socialista de la región.
Coincidía, sin embargo, que los tres países involucrados en la efeméride tenían gobiernos de izquierda y contrarios a la injerencia de los Estados Unidos en la región, a fines de aquel año de 1970: Allende en Chile, Juan Velasco Alvarado en Perú y Juan José Torres en Bolivia. Esto ha sido descrito como un escenario de entendimiento favorable a la presunta predisposición del Allende a atender las demandas marítimas de Bolivia, pero no está por demás observar que los presidentes peruano y boliviano eran militares golpistas y de formación fuertemente nacionalista, a diferencia del mandatario chileno.
Hay muchas observaciones surgiendo por sí solas en todo el affaire diplomático tejido en torno a las aseveraciones de Taboada y las publicaciones de la propaganda boliviana, en especial cuando se convoca en él tal talento de poder hacer hablar a los muertos sin contar ya con la posibilidad de que ellos corroboren o desmientan lo que se les adjudica como declaraciones. Nada especial: el caso de la invención de triunfos militares como la batalla de Canchas Blancas dejó de manifiesto hasta dónde está dispuesta a llegar la historiografía revanchista del masismo boliviano en contra de Chile. De hecho, ni siquiera el propio Taboada fue del todo claro al explicar las razones de su presencia en Chile al momento de asumir Allende y conocer la famosa declaración comprometiendo una salida al mar para Bolivia, dejando así más dudas aún sobre la autenticidad de su relato: las versiones iban desde una visita personal para cubrir la noticia del cambio de mando hasta haber sido enviado por el propio presidente Torres, recientemente asumido con la revolución de octubre de 1970, para conversar directamente sobre las pretensiones marítimas con el mandatario entrante.
A nuestro entender, tres puntos son los los principales para juzgar lo que se ha intentado sostener sobre el supuesto compromiso de Allende testimoniado por Taboada y sus porristas:
  1. Como lo hemos anticipado ya, no hay ninguna confirmación material de la declaración que Néstor Taboada Terán le atribuye a Allende y que reveló tantos años después de la entrevista que tuvo con él, donde supuestamente se la dijo con total transparencia y honestidad. De hecho, ni siquiera existe otro testimonio fiable o registro corroborando que Allende manifestara en esa o en otra oportunidad tal voluntad, ya siendo primer mandatario.
  2. Hay más de una versión de la famosa declaración atribuida a Allende y todas ellas informadas por el propio Taboada, antes y después de la publicación del libro "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!", en donde trata como tema central este asunto, el año 2004, lo que pone en duda su validez si se la considera sustentada en una fuente y cita precisa, y por lo tanto también real. Una de las más discordantes es la del abogado Mario Osses, quien aseguró haber estado presente en la misma reunión y hasta haber colaborado en las decisiones allí tomadas.
  3. Lo más importante: nada hay en la actuación de Allende en materias relativas a las relaciones exteriores durante el Gobierno de la Unidad Popular, salvo tímidos acercamientos que se ha pretendido exagerar o amplificar en su relevancia, que permita suponer que tuvo alguna intención decidida y categórica de llamar a Bolivia a una propuesta de salida al mar soberana y sin condiciones, como la que le adjudica Taboada.
A continuación, más detalles de todas estas observaciones, sólo para quienes tengan interés en evaluar argumentalmente este asunto, porque el lector que viene ya convertido al tema como un asunto de fe, no encontrará mucho que pueda servirle...
LA PRETENDIDA DECLARACIÓN DE ALLENDE
Nacido en La Paz en 1929, Néstor Taboada Terán ha sido por largo tiempo un intelectual de izquierda con discursos cargados del descrito latinoamericanismo. En su momento fue, además, un gran promotor de la figura de Salvador Allende en Bolivia, al punto de que algunos lo criticaron como chilenófilo o como una especie de lazarillo publicitario de la Unidad Popular en el Altiplano. Las interpretaciones controversiales sobre hechos históricos y su discurso político pusieron al periodista de punta con la tiranía de Hugo Bánzer en los setenta, además, exiliándose por ello en Argentina. Al regresar a su patria continuó publicando, pero es sólo hacia las últimas décadas de su actividad que comienza a difundir con obstinación lo que aseguró haber oído de boca del ex mandatario chileno, a favor de Bolivia.
Su libro "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!" es un tedioso pasquín de más de 100 páginas en que el autor repasa una primera entrevista que hizo a Salvador Allende en el Congreso Nacional, donde se hace un recuento de su visión latinoamericanista y del socialismo continental, con una reedición inserta del ensayo "Chile con el corazón a la izquierda", del que hablaremos más abajo. Entre todo este armado a fragmentos de un libro a partir de otras publicaciones y hasta algunos poemas que le dan cuerpo, llega por fin al tema medular y que justifica la obra: la supuesta disposición manifestada por Allende de entregarle mar a Bolivia lo antes posible y sin negociaciones, condiciones o exigencias, durante flamante su gobierno.
De acuerdo a lo allí informado, entonces, el autor fue invitado por la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) al cambio de mando que colocó la banda presidencial a Allende, en noviembre de 1970. El chileno Mario Osses, en cambio, asegura que fue él quien llevó a Taboada hasta el despacho de Allende. El caso es que el escritor asistió acompañado de un par de amigos y concertó allí una entrevista con la autoridad. Y allí, en los encuentros, le dice Allende a su entrevistador, según él mismo:
Los escritores y todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento. Ahora no somos gobierno de la oligarquía minoritaria, somos el pueblo. No nos guían intereses de clase dominante. No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido victimado. Un pueblo que esclaviza otro pueblo no es libre. Busco el entendimiento de los pueblos hermanos en el mutuo respeto y en la paz.
Y no sólo eso, pues Allende también habría declarado allí, profundizando en la inspiración de su propósito:
En este plan de reparación de injusticias, también he resuelto que el hermano país de Bolivia retorne al mar. Se acabe el encierro que sufre desde 1879 por culpa de la intromisión del imperialismo inglés. No se puede condenar a un pueblo a cadena perpetua.
Pero falta algo aún... Como si su buena memoria no se demostrara ya suficientemente prodigiosa, dice que cuando solicitó a Allende un mensaje para el pueblo boliviano, este habría dicho lo siguiente:
Caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina. Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia cometida contra Bolivia. Chile tiene una centenaria deuda con Bolivia y estamos dispuestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico.
Algo extraño salta a la vista de inmediato al lector informado, sin embargo: este entusiasmo no aparecerá por ninguna parte en sus escritos posteriores hasta mucho, mucho tiempo después. No obstante, Taboada declara muy vehemente, a continuación:
Salí del Palacio de la Moneda de Santiago de Chile asombrado en extremo. No esperaba esto ni por asomo. Estoy caminando en las nubes.
Ya en 1970-1971, en su trabajo "Chile con el corazón a la izquierda", el mismo autor había informado de una declaración de Allende vertida a su grabadora en las mismas entrevistas como mensaje a su patria, específicamente en la primera que había tenido con él en 1970, antes de la anterior donde se refiere a cuestiones marítimas, según él... Sin embargo, a la sazón la promesa y oferta expresadas en las palabras de Allende para el pueblo boliviano, habían sido bastante diferentes:
Nuestra solidaridad. Nuestro ferviente deseo de robustecer la fraternidad. Nuestra decisión de procurar el establecimiento de amistosas relaciones. Nuestra esperanza de que caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina y sus pueblos.
Sospechosamente, hasta todavía en los noventa no aparecía en los recuerdos periodísticos del escritor toda la continuación de las declaraciones de Allende que publicará tantos años después, y en donde alude a su disposición de entregarle costas a Bolivia, versión que termina de confesar completa en 2004 con "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!", como vimos... Algo huele mal en Dinamarca, pues.
Comprendiendo quizá aquel absurdo y enorme vacío en el tiempo, algunos medios de comunicación bolivianos comenzaron a esparcir, hacia 2015, la información de que el libro "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!" fue publicado una primera vez en 1984 con su mentado contenido de la declaración solidaria de Allende, como se puede observar en un artículo del periódico "La Opinión" del 20 de febrero de ese año, pero esto es por completo irreal: la primera edición del libro y con este contenido en particular, aparece recién en 2004, como hemos dicho ya, cosa muy fácil de demostrar en nuestros días con los datos editoriales disponibles.
Don Néstor Taboada Terán mostrando su libro en una imagen muy difundida por los medios de internet bolivianos. Al fondo, puse un documento colonial que nunca ha sido muy del agrado del reivindicacionismo boliviano: el Mapa de Chile de don Andrés Baleato, confeccionado en 1793 como cartografía oficial de Indias. A buen entendedor...
LA VOLUNTAD DE ALLENDE EN LOS HECHOS
En otro aspecto, hay algo crucial y determinante en este asunto, aunque duela mucho a algunos publicistas bolivianos y a sus infaltables simpatizantes entre los entreguistas chilenos: no se sabe de ninguna iniciativa o llamado del gobierno del presidente Salvador Allende para ofrecer a Bolivia alguna clase de propuesta alrededor de su histórica demanda marítima. Nada oficial, por ninguna parte: ni en sus declaraciones conocidas, ni en las memorias del Ministerio de Relaciones Exteriores, ni en las notas de la actividad consular. La propia hija del mandatario, senadora socialista Isabel Allende, ha comenzado alguna vez que tampoco supo de alguna iniciativa semejante por parte de su padre o su círculo íntimo.
Lo seguro al respecto es que, incluso si Allende hubiese acogido la pretendida solución del puerto tripartito u otra idea parecida, el clima "favorable" permitido por la presencia de Torres en Bolivia no se habría extendido más allá de un año para poder negociar, pues fue derrocado en agosto de 1971 por el general Hugo Bánzer. Ello sin contar, además, los afanes revanchistas y armamentistas de Velasco Alvarado en Perú, decidido a recuperar Arica a pesar de la pausa "cordial" que mantuvo con Chile mientras gobernó Allende. Llama la atención, por cierto, que tan quimérica "solución" haya sido mencionada sólo por Osses como la voluntad de Allende, mientras que Taboada insistía en que la intención del mandatario era entregar de territorio sin compensación, a secas.
Sí hubo interés evidente de Allende, en cambio, en proponer la restauración de las relaciones e intentos de acercamientos que podrían ser interpretados como disposición para escuchar la demanda marítima boliviana, mas no discusión abierta y categórica de temas territoriales, como esperaríamos a consecuencia de la mentada y rimbombante declaración que se le adjudica. También es imprecisa, entonces, la afirmación que aparece en otro libro de Taboada titulado "La Decapitación de los Héroes", en 1995 y publicado por la Editorial UMSS, donde al parecer se asoma en una de sus primeras veces la supuesta disposición que nos interesa y en el que se afirma con gran arrogo de propiedad:
Tengo entendido que después las tratativas se realizaron a niveles diplomáticos. El representante del gobierno de La Paz Franz Ruck Uriburu, a la sazón Cónsul General en Santiago de Chile, cuántas revelaciones habría hecho pero lamentablemente le sorprendió la muerte prematura.
La razón de este vacío de hechos acreditando lo que intenta sostenerse en los libros, es sencilla de comprender y más aún de explicar: incluso sin entrar a preguntarse si Allende habría sido partidario de darle salida al mar a Bolivia (repetimos que, muy probablemente lo fuera en sus orígenes, por su formación socialista y latinoamericanista), también provenía de la vieja escuela estadista, la de respeto irrestricto a los tratados internacionales vigentes en cuestiones de fronteras y límites como motor de entendimiento con países vecinos. El discurso del propio presidente Allende en la ciudad de Quito, durante su visita oficial a Ecuador en agosto de 1971, no deja dudas al respecto, pues señaló expresamente allí su interés en reestablecer relaciones con La Paz, pero sólo respetando los tratados vigentes con Chile, tal como suena: "Eso sí, de acuerdo a los tratados y compromisos -acotó en su explicación- y no sobre la base de imposiciones".
Así lo demostró también con un acontecimiento que resulta esencial para comprender el tipo de mentalidad en que se deslizaba el mandatario en estos temas: la firma del Compromiso Arbitral de 1971, que obligaba a la República Argentina a acatar el fallo arbitral que se había solicitado a Su Majestad Británica a propósito de la odiosa cuestión del Canal de Beagle (y que fue desconocido por la Junta Militar de Buenos Aires cuando se comunicó la sentencia en 1977, dicho sea de paso). Acuerdo firmado, además, al mismo tiempo que el mandatario tenía por prioridad regional el acercamiento con esa república vecina por entendibles cuestiones estratégicas, precisamente.
Que el camino del acatamiento de los tratados internacionales y de la integración diplomática que Allende visualizaba como la fórmula apropiada de acercamiento y unidad con su prioridad la Argentina iba a ser el mismo que estaba dispuesto a aplicar con Bolivia y con análogo propósito, se verifica en su Primer Mensaje al Congreso Nacional dado ese mismo año de 1971, en mayo, en donde sugiere también que el principal problema (y el real) entre La Paz y Santiago era la ausencia de relaciones diplomáticas directas, que propone desde ya "normalizar":
Es propósito fundamental nuestro afianzar todos los vínculos que acrecienten nuestra constante amistad con la República Argentina, eliminando los obstáculos que se interpongan en el cumplimiento de ese objetivo. La situación anómala de nuestras relaciones con la República de Bolivia contradice la vocación de ambos pueblos, por lo que haremos cuanto esté de nuestra parte para normalizarla.
En el año siguiente, sin embargo, Allende se refiere al mismo asunto diplomático pero esta vez con más claridad sobre sus expectativas: la solución debe ser en base al "entendimiento directo y sin condiciones", lo que se aparta por completo del compulsivo ataque entreguista que a la sazón lo habría dominado, de acuerdo a la versión del gobierno de Bolivia y su asesor Taboada, así como del propio Osses. Así pues, la hipotética promesa que Allende le habría hecho a una persona que a medias conocía como Taboada, de entregar mar a su país y como prioridad  diplomática sin contrapesos (y ojo: ¡antes de reponer embajadas!), no pasaría de ser una simple conjetura o fantasía del autor, que no se refleja ni asoma siquiera en los hechos posteriores.
En materias de relaciones exteriores, pues, el único punto importante de acercamiento que parece haber podido ensayar oficial y abiertamente el gobierno chileno con el de Bolivia -en la incómoda situación de conductos suspendidos y con las demás complejidades del escenario latinoamericano de entonces-, además de la señalada tentativa de reponer cuerdas diplomáticas, fue la de felicitar el hecho de que ese país se mantuviese en el Pacto Andino y procurar su permanencia. Nada que ver con cuestiones territoriales, hasta entonces, pues a principios de los setenta la demanda marítima pasaba por un período en que no era un tema especialmente caliente, como sí volvió a serlo a los pocos años a causa de las señaladas pasiones generadas por el centenario de la Guerra del Pacífico y la tradicional influencia de la geopolítica peruana sobre la voluntad de Bolivia. La atención se la llevaba más bien la cuestión americanista y las disputas entre regímenes de izquierda y de derecha con aleros militares o también de facto, afectados por el contexto internacional de la Guerra Fría.
¿Algo que avale lo expuesto recién, en la opinión de los propagandistas de la propia Bolivia en aquellos años? Pues, sí: tenemos a mano notas de uno de los primeros grandes intentos que se hicieron en el vecino país por acoplar a las causas socialistas continentales el asunto de su demanda marítima, en 1971, específicamente del etnonacionalista e indigenista potosino Fausto Reinaga. Corresponde a un exaltado y fanático trabajo suyo titulado "Tesis india" (Ediciones PIB), donde se hace el siguiente y agresivo emplazamiento al presidente de la Unidad Popular, precisamente por no advertir su autor señales de una predisposición en él para responder a las pretensiones marítimas en la invitación que ya vimos sobre reestablecer relaciones (los destacados son originales):
¿Por qué quiere restaurar relaciones diplomáticas con Bolivia sin devolver el Lauca y su salida al mar? Socialismo es JUSTICIA. ¿Por qué Allende no hace JUSTICIA con Bolivia? Si Allende es socialista, debe comenzar por casa su socialismo; debe, sin condición y de inmediato devolver a Bolivia su salida al mar. Si es socialista no debe Allende seguir de carcelero de Bolivia; ni debe pedir relaciones diplomáticas a un pueblo encadenado precisamente por la rapacidad de Chile.
Lo más increíble es que en el visceral escrito de Reinaga se expresan estas palabras refutando nada más y nada menos que a la simpatía manifiesta de Taboada por la figura del mandatario chileno, tildándolo en sus páginas de "chilenófilo propagandista de Allende" y de "Felipillo netate". El autor destilaba vapores y vahos de antichilenismo, como se podrá sospechar.
Por otro lado, hay un asunto contextual de la región y la época que no deja de ser importante: con la mencionada caída del tiranillo altiplánico Torres al ser derrocado por su muy distinto sucesor Hugo Bánzer, poco obraba en favor de alguna clase intento de abrazo entre los gobiernos de Chile y Bolivia por sus radicales diferencias ideológicas. Así pues, las supuestas conversaciones que algunos izquierdistas chilenos como Mario Osses y el intelectual comunista Volodia Teitelboim aseguraron -muchos años después- haber tenido con dirigentes bolivianos en nombre de Allende y tocando el tema marítimo, debieron ser necesariamente con el derrocado Torres, de modo que aun si fueran reales (cosa que dudamos, en muchos casos) caducaron con su propia caída.
Pero todavía hay más: la misma invitación que las fuerzas políticas del Palacio de la Moneda formularon a La Paz para permanecer en el Pacto Andino, hacia 1971, fue interpretada como un error y algo reprochable por los movimientos izquierdistas del continente. En efecto, se entendió que parecía estar felicitando y casi legitimando la recién instalada dictadura de Bánzer a expensas del Acuerdo de Cartagena. ¿Dudas también sobre el punto recién expuesto?: revisar los diarios "El Día" de México del 7 de enero de 1977, "El Sol" de México del 24 de junio de 1977 y el panfletario libro "La Batalla Argentina" de José Steinsleger de 1983, en donde se refleja con claridad absoluta el mal ánimo de la izquierda continental por la actitud de Allende y la Unidad Popular tras haber saludado el ingreso de la Bolivia de Bánzer al mencionado acuerdo.
Portada del libro de Néstor Taboada Terán.
APARICIÓN Y VARIACIONES DE LA SUPUESTA DECLARACIÓN
Recién cumplidos unos 25 largos años desde la entrevista de marras en Chile, Taboada comienza publicitar como nunca antes la versión de las declaraciones de Allende donde aparece dándole alcances relativos a la aspiración marítima de su patria a sus palabras. Aunque el letargo cronológico transcurrido en silencio no parece incomodar a la propaganda, este salto en el tiempo es una situación realmente incomprensible, más tratándose de un tema que ha sido tan sensible y candente para el ánimo de la sociedad boliviana. Así aparecerá tibiamente en el libro "La decapitación de los héroes" de 1995:
Bolivia retornaría soberana a las costas del mar Pacífico... Los escritores y todos los hombres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones subjetivas en el pueblo para llegar al feliz entendimiento. Ahora no somos gobierno de la oligarquía minoritaria, somos el pueblo. No nos guían intereses de clase dominante. No les pedimos nada, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima el pueblo boliviano.
Unos años después, la repite el autor en su libro "Bolivia: una nación privilegiada: geografía, historia, cultura, vida, tradición" de 2001, con sello de Editora Opinión, pero esta vez agregando una especie de arenga:
¡Bolivia retornará soberana a las costas del mar Pacífico! Como chileno no pido nada, quiero solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima el pueblo boliviano.
Sin embargo, ni bien estaba revelada por obras como las que vimos, la declaración ya comenzaba con alteraciones y nuevas redacciones... Reaparece al año siguiente en un artículo de los "Anales de la Academia Boliviana de la Lengua", pero distinta en sus formas a pesar de hallarse basada en testimonio del mismo Taboada:
No le pedimos nada (a Bolivia), queremos solamente reparar el despojo cruel de que ha sido víctima el pueblo boliviano... Caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina. Bolivia retornará, soberana, a las costas del Pacífico.
Se podrá suponer, quizás, que con la muy promocionada publicación de "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!", el autor por fin estableció una cita única y definitiva en 2004 para representar lo que asegura haber escuchado de Allende en 1970... Pero no: el mismo escritor se encarga de agregar, al poco tiempo, una presentación más al leitmotiv de las declaraciones que adjudica a Allende, esta vez en "La revolución cultural: un método para armar", de Grupo Editorial Kipus, en 2008. Expresa ahora una construcción de palabras que parece más bien la síntesis de principios o corolario de las que ya había propuesto:
He resuelto que el hermano país de Bolivia retorne al mar. Se acabe el encierro que sufre desde 1879 por culpa de la intromisión del imperialismo inglés. No se puede condenar a un pueblo a cadena perpetua. Un pueblo que esclaviza a otro pueblo no es libre. ¡Bolivia retornará soberana a las costas del Mar Pacífico!... No nos guían intereses de clase dominante. No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima. Busco el entendimiento de los pueblos hermanos en el mutuo respeto y en la paz.
Y aunque ya pueda sonar a un devengado rebuscado de apuntes para sembrar dudas, existe otra versión sobre esta pretendida declaración y también adjudicando directamente como fuente a Taboada, acogida -entre otros divulgadores- por el Capítulo Boliviano de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, en publicaciones del año 2011:
Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia, Chile tiene una centenaria deuda y estamos dispuestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico. No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima. Los escritores y todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento.
A estas alturas, desconocemos cuántas otras citas fragmentadas y con cambios de orden o estructura existirán de la confesión atribuida a Allende en la literatura boliviana y la del propio Taboada, porque nos basamos en estas muestras que son las que identificamos como las más populares y no pretendemos extendernos como haría un cazador de versiones y apócrifos, desvirtuando con ello el sentido de este artículo. Sin embargo, creemos que el punto queda demostrado con estos ejemplos. Así las cosas, aunque algunos ex personeros y simpatizantes de la UP como los ya mencionados e historiadores declarados partidarios de darle salida al mar a Bolivia también hayan pretendido avalar la idea de que hubo una negociación al respecto por parte de Allende (generalmente ofreciendo las meras ofertas de retomar la diplomacia y como pobres "pruebas" de ello), resulta cuanto menos sospechoso su oportunismo, pues todos expresaron estos testimonios después que comenzara la campaña boliviana por construir esta aura alrededor del mandatario chileno, en los noventa. Volvemos así al problema esencial: al no haber una transcripción original o una grabación certificada dados los alcances de este caso, queda como algo inverificable, cuya veracidad queda decidida únicamente por simpatía política o por un asunto de fe.
Para peor, ni siquiera hay coincidencia sobre cuál fue la pretendida propuesta extendida en la mesa aquel día y cerrada con esas elocuentes frases de fraternidad, cualquiera hay sido su estructura: mientras Taboada asegura que se trataba de cesión territorial sin compensaciones, su amigo chileno Osses aseguró que fue en realidad un idea suya propuesta en la misma reunión para hacer que Arica se volviera un puerto tripartito con condominio chileno, peruano y boliviano, según él garantía de desarrollo insospechado para el mismo. Nos parece poco confiable Osses como fuente, sin embargo: además de lo sospechosamente similar que suena su supuesta idea del condominio triple de Arica con la propuesta por Perú en 1976-1977 (al ser consultado por los acuerdos de Charaña para dar salida marítima a Bolivia), el político y abogado se fue autoasignando papeles cada vez más protagónicos en la misma decisión atribuida a Allende: desde ser quien recibió a Taboada en Chile, pasó a ser quien coordinó y arregló la reunión de este con el mandatario, para terminar siendo el que propuso la solución que todos consideraron tan fantásticamente buena y del todo plausible.
Por supuesto, no faltarán los poetas y predicadores de dogmas tratando de pregonar que no importa cuál haya sido el mensaje original, sino su sentido... Es decir: no tendría relevancia cómo lo dijo Allende, sino qué dijo. Sin embargo, la cuestión precisa aquí es si Allende dijo o no lo que se dice que dijo, y cuando se adjudica un juicio, opinión importante o sentido esencial a una declaración formulada por algún personaje de relevancia, especialmente en este caso donde se trata además de algo con características de revelación, lo mínimo esperable es una cita exacta y unificada.
El truculento inserto que nos regaló Bolivia en "El Mercurio".
OBSERVACIONES FINALES
Insistimos: mientras no suceda -o no pueda suceder- algo como una demostración convincente del origen de esta declaración atribuida a Allende, esa que hasta ahora sólo Taboada ha escuchado alguna vez (porque insistimos en que Osses parece haber escuchado otra cosa, por parecida que suene) y sin haber sido exactamente él un confidente o un privilegiado en los círculos del ex mandatario, sólo puede confiarse en la dudosa palabra suya y apostarlo todo a su testimonio... Un testimonio que, a falta de sustento, seguirá resultando creíble sólo a quienes traen una fuerte carga ideológica y un sesgo de pasión predispuesta a creerlo, en algunos ejemplos muy ciegamente.
Como se sabe de sobra, hay muchas declaraciones apócrifas que, por separarse de las fuentes y citas o simplemente no tener este respaldo, suelen ser ornamentadas y amplificadas en su dramatismo con las transmisiones sucesivas, adaptadas a los discursos de las circunstancias y moldeadas más bien por las intenciones de quien la evoca y lo que quiere oír quien la escucha. Se trata de un vicio facilitado siempre por la falta de documentos que acrediten y confirmen forma y fondo de las mismas... Precisamente, es lo que podría percibirse de la secuencia de versiones de la declaración atribuida a Allende y de cómo se hace un esfuerzo mediático para tratar de convertirla en hecho consumado e irrefutable, por parte de sus defensores y difusores.
No menos curioso es, por lo demás, el que Taboada había escrito ya en 1970 su ensayo "Chile con el corazón a la izquierda", que publica otra vez como parte integrada de su trabajado del 2004 concentrado en las palabras de Allende, pero habiendo un gran detalle en esta mixtura de textos: "Chile con el corazón a la izquierda" nace editorialmente en esos mismos días de la supuesta confesión de Allende. El autor, sin embargo, allí hace encendidas proclamas en favor de su proyecto, pregonando como un ejemplo el proceso que iba a iniciarse en Chile con la UP y elogiando la figura del nuevo mandatario, pero sin adicionar por ninguna parte la supuesta declaración que este alcanzara a hacerle sobre complacer las pretensiones litorales de Bolivia, durante este mismo período; ni en acápite, separata o nota a pie de página, ni nada de lo que podría esperarse para la fase final de un libro que sea soporte de tan trascendente tema.
Y aun si no fuera suficiente toda la razonable batería de dudas que surgen al respecto, hay una pregunta más que cabe hacerse sobre lo expuesto y su correlación con los hechos conocidos: ¿El gobierno de Bolivia no estaba al tanto de la supuesta intención decidida y prácticamente resuelta ya de Allende, de darles una salida al mar propia y con soberanía sin tramites ni esperar primero una reposición de las relaciones diplomáticas, si acaso fuera cierta la declaración de Taboada? Su actuar diplomático en aquellos años, pues, no refleja toma de posiciones ante una expectativa semejante, por mucho que hoy se lo intente señalar como un enviado.
Nos preguntamos lo anterior porque, en todo el período posterior a aquel encuentro en Chile, tampoco hubo alguna iniciativa -por tímida que sea- de parte de La Paz por reponer la comunicación de ambos países vía embajadas o alternativas, ni de Torres ni de Bánzer, hasta 1975. Las líneas permanecieron suspendidas y lo siguieron estando hasta esa breve apertura relacionada con el intento de negociación de salida al mar iniciado en Charaña, con Chile ya en dictadura y, ¡oh, ironía!, con el general Augusto Pinochet como promotor de la propuesta a su colega Bánzer, tras derrocar al presidente Allende sin que este último hubiese ofrecido oficialmente esa ilusoria salida al mar que anunció a Taboada.
¿Acaso no era esperable al menos un mínimo de entusiasmo, de señales de iniciativa y de disposición diplomática de Bolivia para abrirse presurosamente a estas negociaciones por la vía de representantes o enviados que amarraran a Chile a sus propias ofertas, en caso de que haber sido real que Allende había hecho saber este inédito deseo de complacer sus insistentes aspiraciones portuarias, ya siendo presidente? Nada hubo al respecto en todos los meses transcurridos hasta el derrocamiento de Torres.
Como el caso del pobre tipo que llega tarde al sorteo y con el número ganador de la rifa echado al agua, de ser verdad el escenario que se nos intenta describir hoy por la propaganda de Bolivia, este país habría perdido imperdonablemente la oportunidad de toda su historia para satisfacer sus aspiraciones marítimas, entonces. De ser real tal versión, además, en gran parte esto habría sido a consecuencia del silencio sepulcral que mantuvo Taboada durante todos esos años, sin confesar oportunamente la disposición generosa de Allende para darle mar a su patria sin compensaciones y que después declara haber conocido y recordado tan bien... Así pues, el escritor habría tenido algunas cosas que explicar a sus paisanos antes de tropezar con sus propias historias, tan cercanas a la ficción patriota más que a la realidad palpable.
Y si ya es un serio problema de credibilidad el que sólo Taboada haya sido testigo de una declaración de semejante peso y con tanta importancia -como para permanecer oculta o inadvertida en el período en que era más necesario conocerla públicamente, relegándola como un detalle secundario en una entrevista para comentario posterior-, más sospechoso todavía es el problema técnico no pocas veces visto en cosas de la historia y de la investigación, y que siempre ha sido generador de suspicacias, especialmente cuando involucra cuestiones de pasiones nacionales o ideológicas: que el escritor se "acordara" de revelar información rotunda y divulgarla tantos años después, como vimos, ya entrando en la vejez y virtualmente retirado, justo en medio de nuevas campañas internacionales que había iniciado por entonces Bolivia para reponer sus pretensiones marítimas. Campañas que llegaron a su peak con el presidente Carlos Mesa para presionar a Chile a negociar la mentada cuestión de la salida al mar, exacta y coincidentemente en el mismo año 2004 en que Taboada publicó su "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!", seguida de las fallidas aventuras de Morales en La Haya, en donde hasta esta corte de los empates no pudo dar la razón a sus pésimas argumentaciones.
Finalmente, hay un comentario de escrúpulos que se hace inevitable: situaciones como estas, tan ajenas a la investigación histórica seria pero tan enredadas con la política y las pasiones colectivas, tienen el mal gusto de estar impregnadas también del vicio de pretender hacer hablar a los muertos a favor de intereses propios, como en las agrias peleas por las herencias entre familiares después del velorio, y en este caso a través de lo que parece ser un médium con mucha imaginación, más encima. Moraleja de todo esto, entonces: la ceguera de los credos suele impedir cotejar y evaluar la validez de los argumentos... Y nunca se debe exponer el trasero a los violadores de ignorantes o mal documentados.

Comentarios

  1. Comentarios recuperados desde el primer lugar de publicación de este artículo, en el sitio URBATORIVM:

    Unknown27 de octubre de 2016, 14:10

    No creo que a los chilenos que piensan de forma diferente a las del autor de este articulo se les califique livianamente de simpatizantes entreguistas chilenos.eso desmerece cualquier investigación seria,Salvador Allende tenia una opinión sobre la unidad de Nuestra América y conocía la actitud de los norteamericanos respecto de la unidad latinoamericana. Me parece que descalificar a un senador de la República de Chile Volodia Teiltelboim,o sugerir que el mas grande autor que Chile ha entregado al mundo , el asesinado Pablo Neruda,sean "entreguistas" es de una liviandad suprema,para decirlo de forma elegante.Para que ustedes conozcan sin ningún tipo de Chauvinismo la verdad les sugiero investiguen los audios que demuestran la real existencia de un pensamiento y el interés de encontrar una solución para terminar con un bloqueo a un país hermano.Sugiero que visiten directamente el link http://allendevive.cl/index.php/10-destacado/80-y-que-avance-a-la-lucha-final-hacia-la-estrella-la-unidad-de-tus-rostros-invencibles o conocer el portal www.allendevive.cl
    ResponderBorrar

    Criss Salazar28 de octubre de 2016, 20:22

    En ningun momento se ha negado aca el espiritu latinoamericanista de Allende. Es mas: en ningún momento se ha negado que haya tenido interés en darle una salida soberana al mar a Bolivia... Pero eso no basta para "confirmar" que iba a entregar tal salida en semejantes terminos como los descritos y que habria hecho tal confesion a Taboada en las circunstancias ya relacionadas. Lo que sucede aca es simple: desde hace tiempo, parte de la izquierda chilena y, por extension, parte también de la americana, se maneja solo en sesgos e idealizaciones con su propia cuota de "conservadurismo", llegando a sentencias adolescentes en materias diplomaticas, generalmente contaminadas por la propaganda de autores que van de Ugarte a Galeano, de la misma manera que insisten también en dogmas de reiteración de mitos, como el "asesinato" de Neruda, sostenido solo en declaraciones un señor que era reconocido como un mitomano en Isla Negra y que, años atrás, aseguraba que el vate lo habia escogido como su "heredero", cuando la verdad es que apenas lo conocía. En fin: buenas intenciones no justifican mentiras ni interpretaciones tendenciosas de hechos, y la investigación de esos hechos no puede hacerse cargo de supuestos, confesiones a destiempo o de interpretaciones ingeniosas. Saludos.
    ResponderBorrar

    Criss Salazar28 de octubre de 2016, 20:24

    Por cierto, estos audios solo demuestran que Allende queria recuperar relaciones diplomaticas con Bolivia, y derivativamente abordar sus demandas maritimas, tal como se sostiene en este texto... De alguna manera, eso lo quiso hasta Pinochet, así que no veo gran mérito.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario