EL "RANCHO MARINERO" DEL DÍA JUEVES, LOS RITOS DE TIERRA EN "LA PIOJERA" Y OTRAS TRADICIONES RELACIONADAS CON LA EPOPEYA NAVAL DEL 21 DE MAYO
Un
auténtico "rancho marinero" de jueves: colación de de cazuela,
empanadas y atrás los pocillos con huesillos, servidos a bordo del buque
LDSH-91 "Sargento Aldea" de la Armada de Chile. Imagen del día 31 de
octubre de 2013 (Operativo ACRUX Norte).
Hubo un tiempo en que era común comer cazuela y/o empanadas
los días jueves entre algunas familias modestas de puertos o en hogares
de hombres de mar. Esta costumbre se conserva intacta en la Armada de
Chile, de donde es originaria: proviene de una política de hacer el
"rancho marinero" de los jueves, adoptada por la institución en la
primera mitad del pasado siglo, según se calcula. De acuerdo a la
leyenda institucional, tendría relación con cierto episodio que se nos
viene aproximando por el calendario: la epopeya naval del 21 de mayo de
1879 en Iquique.
Existen
muchas otras tradiciones civiles, militares, navales y republicanas que
-de una forma y otra; en la realidad o en la leyenda- se asocian al
símbolo de la doble hazaña del 21 de mayo, con los combates navales de
Iquique y Punta Gruesa que, de alguna manera, sellaron el triunfo de
Chile en la Guerra del Pacífico al hacer perder a Perú uno de los
elementos más poderosos de su flota de guerra y crear un referente
heroico radical, que alteró por completo la percepción aliada sobre la
debilidad del elemento humano de las fuerzas chilenas.
He
aquí, entonces, un pequeño repaso a algunos de estos alcances
pintorescos, tradicionales y folklóricos asociados a la trascendente
gesta de Iquique.

El
"rancho" del jueves está sumamente incorporado a la cultura naval,
alcanzando algunas instancias de vida de hombres de mar fuera de la
institución, inclusive, como pescadores, portuarios y marinos mercantes.
Consiste en un menú específico para la mesa del almuerzo de todos los
casinos relacionados con la rama de la marina de guerra, compuesto de:
- Empanadas, por lo corriente de pino y al horno.
- Cazuela, de pollo preferentemente (aunque esto no parece ser tan estricto).
- Mote con huesillos de durazno, ocasionalmente huesillos solos y/o de ciruela o de damasco.
A
veces se agrega una cena de cazuela y huesillos ya en la noche, pero el
menú es estricto y se sirve tanto al personal de mar como el de tierra
que está relacionado de alguna forma con la Armada de Chile: navíos,
patrullas, puertos, faros, edificios administrativos, bases navales,
clubes de ex marinos, museos, centros de extensión, departamentos
culturales, etc.
Otro
aspecto interesante es que, como se trata de tres comidas muy
recurrentes en la cocina chilena las que van en el "rancho" del jueves,
adquieren cierto valor especial para los marinos cuando están en
misiones, haciéndoles sentir que aún mantienen el vínculo con su país
por sobre las distancias. Esto lo pueden experimentar especialmente los
estudiantes del Buque Escuela "Esmeralda" en sus salidas
internacionales.
Esta
costumbre provendría de una disposición en 1940, que propuso tal menú
encargándoselo a los cocineros de la institución, apodados cukis
en la jerga de marinos. De acuerdo a una creencia, el Presidente Pedro
Aguirre Cerda tomó esta decisión después de visitar el acorazado
"Almirante Latorre" en un día jueves de ese año, siendo invitado al
comedor donde justo se servía tal carta. Según información reunida por
un gran recopilador de la historia de la institución, el Suboficial (R)
de la Armada don Manuel Chamorro Moreno, la tradición de los jueves se
pudo iniciar entonces por su sugerencia y ya estaba perfectamente
instalada en las cocinas de la Escuela de Grumetes en 1944.
Según
la leyenda de los propios marinos, sin embargo, el "rancho" del jueves
corresponde a los platos que estaban en el programa de la cocina para
los hombres de la corbeta "Esmeralda" para el día siguiente a la epopeya
de aquel miércoles 21 de mayo de 1879. Según esta creencia, el menú del
jueves aquel que no llegó a servirse en los comedores de la Mancarrona,
era un almuerzo de empanadas, cazuela y huesillos. Otras versiones de
la historia, sin embargo, suponen que era para el mismo día del Combate
Naval de Iquique, aunque también quedó sin alcanzar a ser servido o bien
fue adelantado en horas de desayuno.
La
interpretación romántica que se da, entonces, es que esta supuesta
última cena que no pudo ser servida en la "Esmeralda" y que nadie de su
tripulación probó, quedaría servida para el Más Allá, para la
memoria heroica y para el símbolo imperecedero, sentando así una fuerte e
irrenunciable tradición en un día de la semana para todos los casinos,
cocinas y comedores de la Armada y de sus estamentos relacionados.

Marinos en "La Piojera", después del acto oficial del 21 de mayo en Santiago.

No bien terminaron los actos inaugurales del Faro del Monumento a las Glorias Navales de Mapocho en Santiago
el 28 de mayo de 1962, estratégicamente ubicado al final de calle 21 de
Mayo junto al Mercado Central, los marinos que desfilaron y parte de
las comitivas presentes comenzaron a preguntarse dónde ir a festejar la
feliz entrega a la ciudad del complejo conmemorativo, que permitiría
celebrar cada año la epopeya con grandes actos públicos
Cuenta
la leyenda que, por tal motivo, alguien sugirió seguir el dedo índice
de la estatua de Prat, que se observa apuntando hacia el horizonte.
Siguiendo esta dirección, caminando hacia el poniente con inclinación al
Sur, llegaron a la célebre cantina "La Piojera"
de calle Aillavilú, donde improvisaron de inmediato una gran
celebración que se repitió por todos los actos del 21 de mayo realizados
allí en el monumento, desde entonces... Había nacido, así, la tradición
de este lugar.
También
se instituyó en la ocasión, la costumbre de compartir un brindis de
chicha entre las máximas autoridades municipales y marinas presentes,
partiendo por el alcalde y el jefe zonal de la Armada, costumbre que
inicialmente se habría hecho en cacho y que fue recuperada hace no
muchos años. Hoy el brindis suele hacerse en vaso, sin embargo, con
presencia de delegados internacionales en el acto del monumento.
Hay
ciertas licencias y excepciones al rigor institucional de los marinos
que acuden a "La Piojera" durante ese día en particular, especialmente
en la ingesta de bebidas de alegría (parece haber cierta preferencia por los "terremotos",
en nuestro días), aunque en tiempos recientes esto ha generado algunas
incomodidades y reproches al comportamiento de algunos uniformados
excesivamente enfiestados.

UNA TRADICIÓN REPUBLICANA PRÓXIMA A DESAPARECER: EL DISCURSO PRESIDENCIAL DEL 21 DE MAYO
La
Cuenta Pública del Ejecutivo o Mensaje Presidencial era realizado ante
el Congreso Nacional el día 1° de junio (fecha de inicio del período de
sesiones ordinarias) durante el siglo XIX y parte del XX. El cómo llegó a
nuestro 21 de mayo fue un proceso republicano de bello simbolismo, pero
que cayó herido de muerte ante los cambios del comportamiento ciudadano
en las últimas décadas.
El
Presidente Emiliano Figueroa inició la costumbre de hacer tal
presentación presidencia en el día de las Glorias Navales, con su propio
discurso del año 1926, volviéndose así una tradición de que aludía de
alguna forma a la emulación del sacrificio de los héroes de Iquique,
dignificando su responsabilidad y arrojo desde el cargo presidencial con
transparencia y honor ante la ciudadanía: era un acto solemne para un
día solemne, en otras palabras. El General Carlos Ibáñez del Campo,
aprovechando que no estaba bien establecido en la legislación, cambió el
procedimiento durante su primer gobierno enviando un informe para ser
leído por el Secretario del Senado, probablemente evitando así las
interpelaciones o interrupciones de sus adversarios en tiempos de fuerte
agitación social.
Después
de 1973, la Junta Militar cambió la cuenta pública al día 11 de marzo,
pero al retornar la democracia se reestableció en el 21 de mayo, en
1990, siendo dispuesto constitucionalmente así por la reforma de 2005,
algo que en su momento se aplaudió y felicitó.
Actualmente,
son embargo, la situación no daba ya la altura para esta práctica:
además de haberse desperfilado y convertido hace tiempo ya a la Cuenta
Pública en otra instancia para seguir haciendo promesas políticas más
que rendiciones político-administrativas, a consecuencia de las
revueltas que año a año opacan las celebraciones muchas voces han
propuesto por estos días devolver la cuenta pública al 1° de junio o
cambiarla a Santiago, para separarla de las conmemoraciones de la esta
de Iquique. La discusión ya se instaló y avanza rauda a lo que parece
ser un cambio inminente.
Así
pues, el símbolo profundo de una de las más significativas tradiciones
republicanas chilenas está próximo a desaparecer de aquella fecha con la
efeméride del 21 de mayo.

LAS GRANDES FIESTAS DE IQUIQUE Y VALPARAÍSO
Las
más importantes celebraciones oficiales del gobierno conmemorando el 21
de mayo, se ejecutaron en la ciudad de Iquique hasta 1888, año en que
se trasladan a Valparaíso los restos de los héroes, específicamente
hasta el monumento de la Plaza Sotomayor.
Como
consecuencia de aquellos festejos en la Región de Tarapacá, durante más
de un siglo siguió siendo tradición en Iquique engalanar toda la ciudad
y recordar a los héroes de la gesta con una estética prácticamente
similar a la que puede verse en las Fiestas Patrias, además de disfraces
de marinos, decoración de los escaparates (con premios a la "mejor
vitrina"), actos de los pescadores en la boya "Esmeralda", desfiles
escolares y salidas de las bandas de bronce de la Armada, el Ejército y
Carabineros.
Bosques
de banderas chilenas se alzaban sobre los techos, y los iquiqueños
consideraban esta fiesta incluso más importante que la del 18 de
septiembre, abarcando el fin de semana que estuviese más próximo a cada
21 de mayo.
Según
algunos de los propios habitantes, parte de la caída de estos festejos
se ha debido a la actitud un tanto pacata de las administraciones
municipales, que fueron minimizando la fiesta para no tocar
sensibilidades de comunidades extranjeras llegadas a la ciudad,
especialmente en las últimas décadas, aunque las tradiciones no han
pasado del todo y siguen teniendo categórico arraigo e identidad en
suelo iquiqueño.
Curiosamente,
sin embargo, las principales celebraciones del 21 de mayo no se hacen
hoy en Iquique, sino en Valparaíso. Esto, no porque coincida con la
actual ubicación del Congreso Nacional y el lugar de rendición de la
mencionada Cuenta Pública Presidencial, como podría creerse, sino como
consecuencia de la inauguración del gran Monumento de las Glorias
Navales de la Plaza Sotomayor, donde están las criptas y las estatuas de
los héroes de Iquique.
Presentado
en sociedad el conjunto conmemorativo con un formidable acto público
del 21 de mayo de 1886, la ciudad de Valparaíso fue decorada
completamente con guirnaldas, arcos y pendones para aquella fiesta
dirigida por el Presidente Domingo Santa María. Por muchos años, los
afiches-certificados que se entregaron a las familias y colaboradores
particulares de la erogación popular para este monumento, eran exhibidos
con orgullo en las casas de quienes participaron de tal campaña. Quedan
por ahí algunos, atesorados por algunos descendientes.
Las
celebraciones heroicas se repitieron con el funeral del héroe Carlos
Condell en 1887, sepultado en el mismo mausoleo, y en 1888 son
trasladados hasta allí los restos de Prat y los otros héroes, también
entre grandes actos públicos.
Así quedó instituida en el puerto la principal fiesta del 21 de mayo en el país.

OTRAS TRADICIONES RELACIONADAS CON EL 21 DE MAYO
- LOS RETRATOS DE PRAT, SERRANO, RIQUELME Y ALDEA: En las dependencias y unidades de la Armada de Chile, en tierra o en mar, existen retratos de los héroes Arturo Prat, Ignacio Serrano, Ernesto Riquelme y Juan de Dios Aldea. Esto se debe a una antigua ordenanza interna de la institución, emitida conmemorando de forma permanente el 21 de mayo. En el caso de los buques, el retrato de Prat suele estar en la oficina del jefe de repartición-unidad o en la cámara del comandante; el de Serrano en la cámara de oficiales; el de Riquelme en la de los guardiamarinas; y el de Aldea en las cámaras de suboficiales y sargentos.
- EL SALUDO A LA BOYA ESMERALDA Y LOS 21 CAÑONAZOS: El 24 de marzo de 1928, durante el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, el Ministerio de Marina publicó un decreto en el que se exigía a todos los buques de guerra que llegaran a Iquique, a rendir honores en la boya "Esmeralda" de la Rada, señalando el lugar del Combate Naval de Iquique (21 cañonazos de salva mayor antes de fondear, por el número del día de la epopeya). Sin embargo, esta costumbre sólo fue formalizada con dicho decreto y protocolo, pues en la práctica ya estaba siendo ejecutada de forma espontánea por los marinos que llegaban a la nortina ciudad. Si bien el primer buque en cumplir la obligación fue la corbeta "General Baquedano", el Mayor de Ejército J. Olid Araya escribió por entonces un artículo que aparece en sus célebres "Crónicas de Guerra. Relatos de un ex combatiente de la Guerra del Pacífico y la Revolución de 1891", en el que celebra el decreto señalando también que hacía unos tres años antes, siendo Capitán de Puerto de Caleta Buena, la "Chacabuco" al mando del Capitán de Navío Olegario Reyes del Río rindió también honores en Iquique a la boya, en su viaje de instrucción de jóvenes guardiamarinas. Olid pudo observar este solemne acto desde la propia embarcación, con los 21 cañonazos respectivos, que hasta hoy se repiten también en todos los actos principales del día de la efeméride.
- ANTIGUAS MANIFESTACIONES POPULARES DE CELEBRACIÓN: En las calles de pueblos y de grandes ciudades, antaño era usual que el 21 de mayo fuera un día de actividades para los chinchineros, organilleros y músicos populares, como forma de manifestar su homenaje a los héroes haciendo sus presentaciones públicas aquel día, de formas similares a las de la temporada de Fiestas Patrias. Otra tradición ciudadana no formal eran la de izar la bandera chilena en las casas, comercio y recintos públicos, costumbre que aún se mantiene tibia. Era corriente también que las firmas comerciales y compañías publicaran en esta época su publicidad en los medios de prensa aludiendo y saludando a los valientes de Iquique con ilustraciones, escudos patrios y eslóganes épicos. También se conservan en muchos poblados del país las tradiciones casi sagradas de depositar ofrendas florales en algún monumento de plaza o parque alusivo a la gesta o a alguno de sus actores, con participación de la municipalidad y de la ciudadanía.
- LA IMPORTANCIA DEL TE DEUM EN EL SUR DE CHILE: Por el problema de las distancias y del centralismo, hacia el territorio Sur de Chile cobró gran importancia conmemorativa la misa del Te Deum de Acción de Gracias del 21 de mayo, especialmente en ciudades como Puerto Varas, Puerto Montt y Punta Arenas. Además de los agradecimientos a los héroes en el contexto litúrgico y con participación laica, se realizan presentaciones de coros y de músicos en vivo.
- EL LEMA "VENCER O MORIR" EN LAS RUEDAS DE GOBIERNO: La rueda de gobierno en la caña de mando, popular e impropiamente llamada "timón", en los buques de la Armada de Chile, y a veces también la toldilla, llevan la inscripción "VENCER O MORIR", pues, aunque haría referencia al hito histórico del General Bernardo O'Higgins en Rancagua en 1814, recuerda también la orden implícita es jamás rendirse imitando precisamente el sacrificio de Prat y la tripulación de "La Esmeralda". La norma en las ruedas de gobierno proviene de una disposición emitida por el Gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda, el 3 de abril de 1889, pero originalmente era una costumbre informal invocarla en diferentes instancias, nacida casi desde el momento mismo en que se supo de la épica epopeya de Prat y los hombres de la corbeta en Iquique. El lema con el que cae "La Esmeralda" en su sepultura marina en 1879, sin embargo, fue "Gloria Victoria", que estaba en las ruedas de mando de la marina chilena como enseña de los tiempos de Lord Cochrane y la escuadra libertadora (santo y seña durante las operaciones en la expedición al Virreinato).
- FUNDACIÓN DE LOS BOY SCOUTS EN CHILE: Los niños exploradores chilenos tienen un sentimiento especial por esta fecha, pues la Asociación de Boy Scouts de Chile se inauguró con una actividad realizada el 21 de mayo de 1909, tras una visita de Robert Baden-Powell al país. Consistió en un acto oficial en el Puente Los Morros del río Maipo, en el que participaron cerca de 300 miembros de la naciente organización. Se eligió la fecha precisamente como homenaje a la epopeya de Iquique y Punta Gruesa por decisión de los precursores, don Alcibíades Vicencio y don Joaquín Cabezas. En la ocasión, el sobreviviente de la "Esmeralda", doctor Cornelio Guzmán, dio una charla a los asistentes sobre el Combate Naval de Iquique.
- EL BRINDIS DEL 21 DE MAYO: Fue por muchos años una tradición civil y marina la de hacer un brindis por Prat y sus hombres en clubes sociales o centros de reunión, especialmente en Valparaíso y Santiago, para lo cual se organizaban cenas y encuentros especiales en el día de los festejos, algunos más públicos o abiertos que otros, y unos más copetudos que otros. Todavía existen algunos actos de este tipo en protocolos en reuniones de conmemoración, museos y centros de difusión cultural relacionados con la Guerra del Pacífico.
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