La violencia criminal retratada por el maestro
dibujante Luis F. Rojas en "La Lira Chilena" de
1900... Ya entonces se reclamaba que el
homicidio andaba "A la orden del día" en nuestra
sociedad.
El siguiente texto, corresponde al mensaje enviado al Congreso
Nacional por el Ministro Diego Portales Palazuelos, el 14 de
junio de 1830. Sé que a algunos adictos al dogma de que es "la
sociedad la que falla" en cada acto delictual violento, les
caerá como purgante esto, pero hoy, en momentos en que el veneno
social de la delincuencia afecta a la sociedad chilena como
probablemente nunca antes en nuestra historia (por mucho que se
niegue comparándonos con países en peor situación, en el
entorno), las casi proféticas advertencias y observaciones que
hace aquí el llamado forjador del Estado en Forma, cobran
bastante vigencia y validez:

Los atentados que casi diariamente se cometen por partidas de
salteadores que infestan los campos, han excitado tiempo ha la
solicitud del Gobierno que, responsable de la seguridad pública, ve
con dolor que las facultades con que han armado las leyes del brazo
de los magistrados no bastan atajar con grave desorden.
Aunque nuestros códigos prescriben penas severas contra el asesinato
y el robo, es notorio que la mayor parte de los delitos de esta
clase logran sustraerse a la vindicación de las leyes, sea por la
dificultad de la aprehensión, sea porque sustanciándose las causas a
mucha distancia de la escena del delito, las probanzas judiciales
son a menudo incompletas y siempre lentas; o porque la prolijidad de
los trámites y un sentimiento de humanidad que se hace oír
demasiadas veces a los que están encargados de administrar y
ejecutar las leyes, proporcionan mil medios de impunidad a los reos.
Demostrada por la frecuencia de los delitos y la rarísima aplicación
de las penas, la ineficacia de nuestro sistema judicial, el Vice-Presidente
encargado del Poder Ejecutivo cree que debe dirigir la atención del
Congreso de Plenipotenciarios al pronto y eficaz remedio de un mal
vivamente sentido de todas las clases, en especial de la población
rústica en cuyo bienestar se interesa tanto la prosperidad de la
República.
![]()
Delincuentes del creciente desborde criminal de nuestros días
(fuente imagen: elrancahuaso.cl).
A pesar de la negativa a aceptar el fenómeno entre algunos
críticos, las estadísticas actuales especializadas en el tema
del tratamiento de la justicia a los delitos ocurridos en Chile,
más allá de los alarmismos, confirman las aprensiones y
advertencias sobre la delincuencia: el estudio de un grupo de
parlamentarios publicado el año 2007, con base de los reportes
concretos de delitos de robo realizados por el Ministerio
Público por la Oficina de Fiscalización Contra el Delito (FICED),
confirmó que de un total de 23.784 detenidos por robo, apenas el
34% fue pasado a prisión preventiva, mientras que el 66% quedó en
libertad. Y del total de 9.063 condenados por robo, sólo el 42%
cumplía condena de cárcel, mientras que el 58% estaba en
libertad “gozando de algún beneficio alternativo”. Al
hacer la relación entre el total de denuncias y los reos que
cumplen la pena de presidio, la desalentadora revelación fue que
sólo el 1,4% de las denuncias terminó con un delincuente
condenado en la cárcel.
|
La práctica de otras naciones en circunstancias semejantes ha sido
establecer comisiones fijas o ambulantes en los países infestados por
bandidos, revistiéndolas de la autoridad indispensable para la sumaria
sustanciación de las causas y para la inmediata ejecución de la sentencia.
Si el Congreso estimare que este remedio es aplicable al caso
presente y que el estado del país lo autoriza, se servirá proceder a
la formación de un reglamento provisional que individualice la
composición de las comisiones indicadas; los asuntos de su
competencia; el modo con que hayan de proceder para la aprehensión y
el juicio, y las penas que deben aplicarse a los diferentes casos,
combinando en cuanto fuere posible las garantías protectoras de la
inocencia con saludable terror de las leyes.
El Gobierno cree que no podrá asegurar la paz interior mientras
fermenten en el seno de la sociedad tantos elementos de desorden.
Cree también que la frecuencia de crímenes atroces e impunes es una
mancha del carácter nacional, y que es ya llegado el tiempo de
hacerla desaparecer, restituyendo a las costumbres chilenas su
antigua y nativa pureza.
Las medidas que el Vice-Presidente tiene el honor de proponer con
este motivo al Congreso le parecen urgentemente necesarias. El
Vice-Presidente se lisonjea de que la Representación Nacional las
creerá de bastante importancia para darles una consideración
preferente, aun en medio de los graves objetos que la ocupan.
El Vice-Presidente saluda con esta ocasión al Congreso Nacional de
Plenipotenciarios y le tributa su alto Aprecio.
Santiago, 14 de Junio de 1830
José Tomás de Ovalle - Diego Portales
Al Congreso Nacional de Plenipotenciarios.

Cárcel Pública de Santiago, hacia el 1900. Imagen de la colección de
archivos fotográficos del Museo Histórico de Chile.

El incontrolable e incontenible exhibicionismo de los
delincuentes juveniles de Santiago Sur, retratados en el diario
"The Clinic" con armas en mano e intentando ponerse en actitudes
desafiantes. Otro caso de normalización de la subcultura y la
marginalidad delincuencial. Para muchos, la impunidad va de la
mano de la tolerancia y apología que algunos medios impresos y
de TV hacen del fenómeno delincuencia chileno.
Comentarios
Publicar un comentario